jueves, 27 de junio de 2013

Simón Bolívar, entre la realidad y la fantasía. Tercera Parte


Tan entusiasta había sido Simón en los años, tras su regreso de Europa, promocionando el ideal independentista, que ha sus 27 años de edad es enviado, junto a Andrés Bello y Luis López Méndez, tras los sucesos del 19 de abril de 1810, a Londres con el objetivo de buscar reconocimiento y ayuda para la naciente República de Venezuela (Primera República), ante la guerra que a todas luces se avecinaba.

La comitiva negociadora en Londres, 1810
Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez

Para los británicos el ayudar a Venezuela y a la causa independentista de América, tiene un doble objetivo: desquitarse con el Imperio Español por el dominio del Mar Caribe, luego de siglos de rivalidad, y el aumentar su influencia comercial en la región. Pero no lo puede hacer de manera evidente, ya que en la diplomacia hay que tener mucha mano izquierda, así que se manejó un doble discurso: el gobierno criticó abiertamente a los revolucionarios, pero les permitió desplazarse, actuar y solicitar ayuda, porque al final, ganaran los que ganaran, ellos lograrían aumentar su influencia en la zona, ya que, en río revuelto ganancia de pescadores. Pero los ingleses deben de actuar pronto, ya que de sentirse atrapados, los revolucionarios podrían buscar ayuda en Francia, a pesar de Napoleón haber demostrado muy poco interés por el Nuevo Mundo.

De modo tal, que pusieron a disposición de los independentistas la corbeta Wellington, por si era  requerida y requerida fue. Los tres delegados se embarcaron, cada uno de ellos con un objetivo específico y sin tiempo que perder; América está llena de soldados españoles y la guerra estaba a punto de comenzar.

Varias entrevistas secretas concertaron con el canciller británico, pero los procesos son lentos y la ansiedad los turba, muy pocas noticias reciben desde Caracas y todas ellas contradictorias. La comitiva se reúne con Francisco de Miranda, que reside en Londres, bajo la protección del reino,  quien los presenta con muchos sectores importantes de la sociedad. Algunos están dispuestos en ayudar por el idealismo per se, otros en cambio, por interés. Pero tanta diplomacia desesperó a Bolívar, quien decide regresar, dejando en Londres a los otros dos delegados. Con el intelecto innato de Andrés Bello, Francisco de Miranda suma más adeptos a la causa y Luis López Méndez, a lo largo de su estadía, se va a encargar de conseguir los insumos de guerra necesarios para la contienda e incluso un contingente militar de más de 5.500 voluntarios que se llegó a conocer como La Legión Británica (1817).

En su viaje de regreso a Venezuela, Bolívar se siente fracasado, lo que implica, que la lucha se dará, a pesar de no contar con el apoyo británico, pero si está convencido, que la presencia física de Francisco de Miranda en el territorio nacional es crucial y aboga por su regreso ante la Junta Suprema, mejor conocida como Junta Suprema conservadora de los derechos de Fernando VII, que le es antagónica al Precursor de la Independencia. La mayoría de los oficiales patriotas, en un primer momento, creían defender los derechos del rey depuesto, a quien Miranda le era adverso, para luego captar, que el proyecto era otro, uno de independencia total.

Miembros varios de La Junta Suprema y Bolívar se trasladan al puerto de La Guaira para darle la bienvenida a Miranda, al que se le asigna el rango de Teniente General. Pero la aversión iba más allá del conflicto de intereses y la envidia que se le tenía al líder revolucionario, Francisco de Miranda es de una casta sin abolengo, y Venezuela, para ese momento, es aún muy tradicionalista. Las rivalidades se manifiestan ante la imposibilidad de la Junta de consolidar la unión de todas las provincias: Maracaibo está aún muy vinculada al virreinato de Nueva Granada y Coro mantiene una rivalidad jurada con Caracas desde que perdió el estatus de capital de la Provincia de Venezuela desde el siglo XVI; lo resentimientos muchas veces son eternos y los históricos aun más, ya que son reavivados por ciertos individuos en sus momentos de interés.


"Bolívar recibe a Miranda en el Puerto de La Guaira".

Es un error el imaginarse que todos los ciudadanos de cada una de las Siete Provincias firmantes estuvieran con la causa patriota y es allí, en el corazón de la naciente República, en donde se van a dar las primeras batallas. Nada se logra conquistando nuevos territorios si aun no se domina el propio.

Mapa de La Primera República de Venezuela.

El descontento social de la población con sus nuevos gobernantes era evidente y la mayoría de los pobladores se apegaban, implícitamente, a la cita “mejor es malo conocido que bueno por conocer”, y en verdad lo era, el nuevo régimen no se preocupó por el individuo, sino por la causa, dando por sentado que todos se sumarían a ella, sin apegos personales, pero muy alejados estaban de la realidad, “cada persona es un Mundo” y los intereses particulares siempre pesan más que los ideológicos.

La ciudad de Valencia no estaba del todo con la causa revolucionaria y se intentó tomarla, sin éxito, en varias oportunidades, a pesar que la Junta Suprema contaba con un militar forjado en batallas en tres continentes (América, Europa y África), que ostentó los rangos más altos en cada uno de esos ejércitos, pero quien no era mantuano, Francisco de Miranda. En cambio se envió a su enemigo jurado, el Marqués del Toro, quien en 1806, al mando de las tropas realistas lo había derrotado en su intento por desembarcar en Coro, aunque ahora, ambos hombres luchaban en el mismo bando, la aversión entre ellos permanece. Al final, la Junta Suprema, se ven forzada a enviar a Miranda y en un dos por tres, toma la ciudad y la convierten en la capital de la nación para así forzar su adhesión a la causa. Bolívar a todas éstas, se destaca como comandante brillante y aguerrido y gracias a Francisco de Miranda, es promocionado al rango de Coronel dentro de las filas patriotas, a pesar de haber recibido muy poca instrucción militar (en 1797, antes de cumplir los 14 años de edad entró en el Batallón de Milicias de blancos de los Valles de Aragua).



"El Marqués del Toro"

Obviamente existía una relación casi paternal entre ellos dos, Miranda para ese entonces contaba con 62 años de edad y Bolívar aun no cumplía los 30 años. Tal vez era la afiliación masónica que ambos tenían o el hecho de haber luchado por los ideales ante terceros en el exterior, pero lo que haya sido, también turbó en buen juicio del Precursor de la Independencia (Miranda) al imponer a Simón, un soldado inexperto, a comandar la guarnición de Puerto Cabello, la más importante del territorio para ese momento y en donde ya se fraguaba una conspiración al mando de Domingo de Monteverde, quien a sus 39 años de edad, lidera a un pequeño ejército de 230 hombres, apropiándose de las fortificaciones principales, entre ellas el Castillo San Felipe, forzando con ello la caída del puerto y obligando a Bolívar a huir. La vergüenza del futuro Libertador se va a arraigar en su corazón y no va a estar conforme hasta desquitarse, con su ahora, nuevo enemigo.


"Puerto Cabello"
Autor: Ferdinand Bellermann

Ante ésta amenaza, el Congreso se ve forzado en otorgarle al Precursor de la Independencia el título de Generalísimo y ofrecerle la presidencia de Venezuela con poderes dictatoriales, para que pueda, sin necesidad de aprobación, comandar, de forma expedita, a las fuerzas de la causa patriótica.

"Francisco de Miranda"
Autor: Fidel Ernesto Vasquez

El principal aliado de Domingo de Monteverde, en su avance en contra de las fuerzas patriotas, es el pueblo inconforme, las casta desfavorecidas, a las que instigó para que rechazaran la autoridad de sus antiguos opresores, los mantuanos, haciéndoles promesas vacías, de cambios por venir en sus beneficios y las cuales creyó, no dándoles el apoyo, que tanto necesitaba el ejército revolucionario en su huída y más aun, obstaculizándolos en su paso.

Atrapado en la ciudad de San Mateo (hoy estado Aragua), el Generalísimo Francisco de Miranda se ve obligado a capitular y firmar un armisticio, el 25 de julio de 1812, a penas a un año de la firma del Acta de Independencia, poniéndose así fin al proyecto republicano en Venezuela, que retoma el título de Capitanía y se transforma, nuevamente, en colonia de España.

Pero ésta no fue una derrota particular de un hombre, todas las ciudades habían caído una a una, en gran medida por las deserciones masivas de los pardos, mulatos, zambos e isleños, a los que se les había prometido igualdad de trato y condiciones y a los altos oficiales del ejército patriota, un salvoconducto de exilio, con una condición, “la cabeza” de Francisco de Miranda.

La suerte de Miranda está echada y él lo sabe e intenta huir por el puerto de La Guaira, pero lo que ignora es, que el quien lo va a traicionar es el mismísimo Simón Bolívar. La decepción debió ser inmensa, cuando en la madrugada es emboscado por su pupilo, engrillado y entregado a las fuerzas realistas, que lo trasladan al Penal de las Cuatro Torres, en Cádiz, España y lo encierran allí, en el arsenal de La Carraca. Siendo un luchador como era, Miranda no se queda de brazos cruzados y fragua un plan de escape hacia el Peñón de Gibraltar, en manos británicas, y desde allí retomar la causa independentista, pero ahora seguramente con nuevos aliados, pero un ataque de apoplejía acaba con su vida a los 66 años de edad.

"Miranda en La Carraca"
Autor: Arturo Michelena, 1896
Galería de Arte Nacional, Caracas

Simón Bolívar, con la entrega de su antiguo mentor, consigue el tan ansiado salvoconducto y se exilia e Curazao, isla que estaba bajo el dominio británico y de allí se embarca a Cartagena de Indias, en Nueva Granada (Colombia).


"Bolívar en 1812"
Anónimo

Por su labor, en beneficio a La Corona, recibe elogios del ahora Capitán General de Venezuela, Domingo de Monteverde, quien escribe: “Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España, por la entrega de Miranda.”


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Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi

1 comentario:

  1. Me encanta la vida de francisco de Miranda. Es super interesante, con sus viajes y vivencias en esos años donde uno era viejo a los 40 y el llego a los 60 y pico. La historia de sus diarios , como se perdieron y como aparecieron es digna de Steven Spelberg

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