jueves, 29 de agosto de 2013

Mónaco, un principado que ha luchado por existir


Si vemos a éste pequeño principado desde un punto de vista territorial, tiene un área de apenas un kilómetro y medio cuadrado y si el tamaño es importante, entonces su importancia sería insignificante, pero muchas veces las apariencias engañan e históricamente su relevancia es mucho más significativa que lo que representa hoy en día: carreras de fórmula uno, casino, vida glamorosa, farándula, etc., su bahía protegida y su fortaleza en lo alto de la roca tenían un valor incalculable y en más de una oportunidad se intentó tomarla por la fuerza, sin éxito.

Principado de Mónaco

Se tienen referencias de su existencia a través de los cronistas griegos, quienes alegan, que en uno de sus tantos viajes, el héroe mitológico Hércules se había asentado allí para aislarse de todo, descansar y reflexionar. Con el tiempo los habitantes del lugar, “los ligures”, descendientes fenicios, construyeron un templo en honor al héroe, al que llamaron Hércules Monoecus, o Monoikos (casa solitaria), de donde proviene el nombre moderno de Mónaco. A pesar que existen las referencias del famoso templo, no se ha encontrado ninguna evidencia física de su construcción, tal vez haya estado en donde hoy se levanta el palacio, que es lo más probable, debido a su privilegiada ubicación.

El tiempo pasa y durante la expansión romana, éste territorio fue albergue de las legiones. al mando del general Julio Cesar. en sus campañas en contra del territorio Galo. Quinientos años después cuando el imperio se desmoronó ante los bárbaros y sarracenos, el territorio fue arrasado y su población se dispersó, quedando casi en el olvido hasta que los gibelinos genoveses lo convirtieron en su colonia en el año 1215, construyéndole la fortaleza y atrayendo nuevos pobladores, otorgándoles el beneficio, con la intención que se asentaran allí, de ser un territorio libre de impuestos.

El siglo XIII era una época de enfrentamientos entre las Ciudades Estados de la Península Itálica, entre los dos partidos políticos existentes: gibelinos y güelfos. En un mundo en el que las facciones se polarizan, los primeros apoyan al Sacro Imperio Romano Germánico y a su emperador respectivo y los segundos, los güelfos, apoyan las pretensiones de la Iglesia Católica y por supuesto al papa, como único líder, tanto espiritual como terrenal. Esta lucha entre estos dos poderes, por el Dominium Mundi, enfrentó por siglos a los partidarios de una u otra tendencia.

A la izquierda la Corona del Sacro Imperio Romano Germánico,
apoyados por los gibelinos y a la derecha la Triple Corona Papal,
apoyados por los güelfos.

Perseguidos y en necesidad de refugio, varias familias genovesas güelfas, comandadas por Françoise Grimaldi, mejor conocido por algunos como “el maligno” y su primo Rainiero, llegan a lo que hoy es Mónaco, sin mayor resistencia, disfrazados de monjes franciscanos y en aparente necesidad de refugio, se les abre las puertas de la ciudad y se les alberga. Una vez adentro desenvainan sus espadas y decapitan a sus hospederos, tomando por la fuerza la fortaleza y con mucha facilidad, al no imaginarse los habitantes,  que iban a ser asaltados a  manos de unos “monjes”, evento que ha quedado muy bien representado en el escudo del principado.



Ahora ésta facción política, los güelfos o papistas, tenían un lugar en donde refugiarse y se propusieron, nunca entregar el territorio, lo que han logrado bastante bien. Francoise se casó pero nunca pudo tener hijos, así que a su muerte en el año 1309, el poder pasa a su primo Rainiero I Grimaldi. Esta ha sido la línea dinástica gobernante más larga de la historia Europea: seiscientos años, a pesar de haber recaído sobre ella “una maldición”.

Cuenta la leyenda, que uno de los príncipes le juró a una gitana, amor eterno y matrimonio, a cambio de un encuentro sexual, que por supuesto no cumplió. Ella lo maldice a él y a su descendencia, condenándolos a tener relaciones sentimentales infelices, al menos que se casaran después de los cincuenta años de edad, pero en una época en donde el promedio de vida no era largo, esto sin duda resultaba ser un problema, y las crisis comenzaron, pero que dinastía familiar no tiene problemas, con o sin maldición, pero por la dudas, se dice que el príncipe actual, Alberto II, contrajo matrimonio con la nadadora Charlene Whittstock, a sus 56 años para asegurarse la estabilidad matrimonial… ¿?

Sin duda, el beso "más apasionado" de la historia.

El principado estuvo bajo el control francés, sólo a partir de 1783 al inicio de La Revolución Francesa, hasta mayo de 1814, con la deposición de Napoleón, y recibió el nombre de Fort d'Hercule, pero tras la guerra regresa a su estatus anterior, con las mismas prerrogativas de ciudad estado libre de impuestos y con el nombre tradicional de Principado de Mónaco, aunque no reconoció a Honorio IV como su gobernante y solicita ser protectorado del reino de Cerdeña, que tenía grandes extensiones territoriales en la parte suroriental de los que hoy es Francia.

"La Roca", 1890

Pero la geopolítica europea iba a cambiar tras Las Revueltas de 1848, que comienzan en París en contra del rey Carlos X Borbón y se extendió por todo el continente. Fue un  período de gran iluminismo social, en donde los individuos intentan retomar lo bueno de La Revolución Francesa: los derechos civiles y la igualdad ciudadana, rechazando el concepto monárquico.

De éste torbellino revolucionario no se iba a salvar Mónaco y su príncipe, Florestán I, tiene que lidiar con las tensiones de los pobladores de Mentón y Roquebrune, que desean separarse y transformarse en ciudades libres. Para ese momento el principado tiene un área total de 24 Km2, y estas tierras son ricas en cítricos y olivos. Años más tarde, el príncipe Carlos III, concreta la separación, vendiendo a Francia el territorio por cuatro millones de francos, y perdiendo así el 95% del territorio.

El territorio en naranja es actual Principado de Mónaco y
el demarcado en azul, el área vendida a Francia.

En los dos últimos siglos, Mónaco se ha debido de reinventar una y otra vez para asegurar, no sólo su subsistencia dinástica, sino para mantener su estabilidad económica: el príncipe Carlos III construye el Casino de Montecarlo y contrata al arquitecto francés, Charles Garnier, el mismo que diseñó la Ópera de París, para atraer a los ricos y famosos.

Casino de Montecarlo, diseñado por Charles Garnier.

El príncipe Luis II crea el Gran Prix de Mónaco (carrera automovilística), en 1929, con el fin de atraer a las masas y mejorar los ingresos turísticos. En la Fórmula Uno, el haber ganado ésta carrera, la más difícil de todas, es consagrarse en la disciplina.

La carreras de velocidad comenzaron en 1911 con El Rally de Montecarlo;
 en 1929 se transforma en el Gran Premio de Mónaco,  que pasa a ser una de las carreras de Fórmula Uno a partir de 1950.

En 1956, el príncipe Rainiero III contrae matrimonio con la actriz Grace Kelly, hecho que benefició en gran medida al principado, pues atrajo a muchos amigos de ella, generándole un nuevo estatus de sofisticación al territorio.

La exitosa actriz Grace Kelly.

En su largo camino por mantener autonomía, el príncipe Rainiero III modifica la constitución para eliminar la pena capital y otorgarles el derecho de voto a las mujeres. En el 2002 se firma un nuevo tratado con Francia en la que se mantiene la independencia del principado aunque no haya herederos directos a la corona, otorgándoles también el derecho a gobernar a las mujeres u otros miembros de la familia.

En la actualidad el Principado de Mónaco es el estado independiente más pequeño del Mundo después de la Ciudad del Vaticano, siendo el segundo país con mayor densidad de población (17.800 hab/Km2), después de Macao, China.


Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi

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