jueves, 5 de junio de 2014

70 años del Día D



El Desembarco en Normandía, Día D, Operación Neptuno u Operación Overlord, son los distintos nombres generalizados con los que se conoce la masiva invasión aliada en las costas francesas el 6 de junio de 1944, con el único fin de liberar al país galo del dominio nazi y desde allí arrasar a las fuerzas enemigas hasta acorralarlas en Berlín, derrotar a Hitler y liberar a Europa. 

"En las mandíbulas de la muerte", foto tomada por Robert F. Sargent, el
6 de junio de 1944, durante el Día D en la Playa de Omaha. Nótese en el
fondo el acantilado plagado de fuerzas enemigas, lo que le costó la vida a
más de 3.000 soldados en ésta playa. 
 
Suena sencillo, pero si algo anticipó el Alto Mando militar aliado, es que iba a ser una campaña ardua, con un altísimo costo en vidas humanas, material de guerra y para agravar la situación,  egos comprometidos, sensibilidades personales y estratégica moral de los distintos ejércitos participantes y de algunos de los líderes involucrados: Charles De Gaulle (Francia), Bernard Montgomery (Reino Unido), Edvard Beneš (Checoslovaquia), Pieter Sjoerds Gerbrandy (Holanda), Victor van Strydonck de Burkel (Bélgica), Stanisław Mikołajczyk (Polonia), sin contar a los norteamericanos, canadienses, neo zelandeses y australianos, quienes por ser fuerzas extranjeras del Viejo Continente, no significa que no tienen corazón, ansias y deseos competitivos… todos quieren ser los primeros en llegar a París y conquistar Berlín. Pero eso no va a ser así, el comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, Dwight D. Eisenhower, tiene otros planes para lidiar con estos compromisos políticos y diplomáticos.


Alto Mando militar aliado de Europa. Dwight Eisenhower está en el centro.
 
La Operación Overlord, nombre código más generalizado, comenzó sus preparativos mucho antes del día efectivo de la invasión, de hecho casi dos años antes. Comenzando con una idea, luego un borrador, un plan y un masivo desarrollo humano, técnico y de engaño, para poder, con éxito, concretar una invasión anfibia a otro país, armado hasta los dientes y protegido por una muy desarrollada “Barrera Atlántica”.
 
Mapa de Europa en donde lo azul representa el territorio
dominado por Adolfo Hitler y la línea verde el despliegue
de construcciones defensivas para contrarrestar una invasión.


 
La susodicha Barrera Atlántica, conllevo una inversión gigantesca, para fortalecer cada rincón de la Europa nazi, desde el norte de Noruega hasta el sur de Francia, a cargo de uno de los comandantes más eficaces del ejército alemán: Erwin Rommel, quien anticipó la invasión en las extensas costas oceánicas de Normandía, al norte de Francia, por lo improbable de su lógica ejecución, a diferencia del sentido común, apoyado por Adolfo Hitler, quien aseguraba que el ataque aliado sería por el puerto de Calais, al ser un área ideal para el aprovisionamiento de material bélico y por estar mucho más cerca de su objetivo final: Berlín.

Erwin Rommel inspecciona las barreras marinas que obstaculizarían
un desembarco en marea alta.
 
Erwin Rommel demostró tener la razón y preparó con esmero el terreno para hacer de éste proyecto uno muy difícil, sino imposible. Aun hoy se observan las colosales construcciones en concreto, la disposición estratégica de cañones y las conocidas garras de dragón. Más allá de la disposición estratégica de sus tropas (50 divisiones, alrededor de 750.000 soldados) y la inundación masiva de campos adyacentes para evitar que se utilizasen como campos aéreos, y si esto no era suficiente, otro elemento primordial, que todo estratega tiene que saber utilizar es la naturaleza: las mareas, la Luna y las tormentas. Todo ello a su vez tomado en cuenta por los aliados.

Una de las existentes torres de observación y artillería.
 
Playa infectada con los Dientes de Dragón.
 
Las “ventanas de oportunidades” con respecto a la naturaleza, en esa época del año eran limitadas, escasas y de muy alto riesgo. La invasión sólo se debía llevar a cabo en Luna Nueva, para aprovechar la oscuridad absoluta y las mareas más altas, pero las tormentas primaverales espontáneas y azarosas ya habían forzado a posponer el desembarco en una oportunidad y estaba a punto de volver a hacer lo mismo, obligando a retrasar un mes más la operación militar, poniendo en riesgo el secretismo de la misión. No es fácil ocultar la disposición de barcos, aviones, lanchas de desembarco y alrededor de 1.500.000 de soldados de distintas nacionalidades, sin levantar sospechas. Era ahora o posiblemente nunca.

Más de 150.000 soldados esperaban la ansiada orden de atacar. Ninguno
de ellos sabía adonde los llevaban. Todo se mantuvo en secreto hasta el final.
 
Al sur de Inglaterra se disponían más de 20 puntos de embarco y transporte, los cuales, de darse la orden, partirían de sus bases para encontrarse al sur de la isla Wight y de allí en convoy a Francia, para dividirse a su vez y atacar de manera simultánea las cinco playas escogidas alrededor de las 6 de la mañana.

Las tropas estaban repartidas en todo el sur de Inglaterra para despistar
a los espías alemanes dentro y fuera del territorio, afianzando las sospechas
de Hitler que la invasión se llevaría acabo en Calais.
 
El clima adverso se proyectaba por varios días, imposibilitando el ataque, algo que también sabían los alemanes, quienes aprovecharon en enviar a sus oficiales de alto rango a asistir a unos “Juegos de Guerra” en Rennes,  al oeste de Francia en la provincia de Bretaña y en dar licencias a sus soldados para que se relajaran. Erwin Rommel también aprovechó el mal clima y viajó a Berlín para celebrar el cumpleaños de su esposa.

Las tormentas en el Canal de la Mancha son feroces y dificultan la
navegación y los traslados aéreos.

Pero los aliados esperanzados por una mejora climática, aunque fuera efímera, tuvieron todo preparado y de pronto se anunció la buena noticia, el tiempo amainó y la orden se dio. “Las cartas estaban echadas”. Para bien o para mal, la invasión tomó su curso y aunque las bajas fueron altas, nunca tanto como en un principio se esperaba: Playa Utah, fuerza norteamericana, 200 bajas; Playa Gold, fuerza británica, 400 bajas; Paya Juno, fuerza combinada de británicos y canadienses, 360 bajas; Playa Sword, fuerza combinada de británicos y franceses, 680 bajas y Playa Omaha, fuerza norteamericana, 3.000 bajas. Los alemanes pierden alrededor de 1.000 hombres, pero la motivación aliada es superior.

Cientos de lanchas de desembarcos, con alrededor de 50 hombres en cada una,
fueron desplegadas a sus respectivos objetivos en distintas oleadas. Su diseño
era liviano para que pudieran pasar por encima de las barreras colocadas
en las playas.
 
Para final del día 6 de junio, todos los objetivos a corto plazo estaban cumplidos, ahora los aliados poseen cinco “Cabezas de Playa”, pero estas son oceánicas, imposibles para desembarcar tropas, equipos y combustible, todo lo necesario para hacer de esta invasión una efectiva.

A final del día todos los objetivos se habían cumplido, con un alto costo
humano, alrededor de 4.000 bajas, pero ahora es cuando realmente comenzaba
la invasión continental, operación que duró hasta el 25 de agosto.
 
Pero el Cuerpo de Ingenieros Británico había concebido un plan, algo descabellado, pero en concepto efectivo. Lo había ensayado en condiciones adversas y lo iba a poner en práctica: los Puertos Mulberry. Gigantescas cajas de concreto, fabricadas en diques secos, que se llevarían a los lugares adecuados, flotando en alta mar, para colocarlos en sus sitios, inundarlos y transformarlos en rompeolas.

Colocación de las barreras oceánicas Mulberry. Cajas de concreto que se
llenaban de agua una vez en su sitio para contener el oleaje y poder
desembarcar tropas y mercancías con seguridad.
 
Una vez allí se crearía puertos oceánicos en la que atracarían los barcos y por medio de puentes sobre barcazas, descargar todo lo imaginado que se pudiera necesitar. El Puerto Mulberry B incluso estuvo en actividad unos siete meses más de lo esperado, y aun hoy se pueden ver restos de éste reto tecnológico por las costas de Normandía.


Puerto Mulberry B en la Playa Gold construido tres días después del Día D. 
 
De igual manera se desarrolló una tubería marina (PLUTO) para surtir de gasolina todo el desarrollo operativo y así asegurarse que los tanques y camiones tuviesen combustible hasta Berlín.
 
Uno de los tantos rollos de manguera de la tubería PLUTO para surtir de
combustible el norte de Francia y poder continuar con éxito el avance
aliado y liberar a París y conquistar a Berlín.


Las dos línea de tuberías de combustible construidas.

El objetivo final, la rendición incondicional de Alemania, no se va a lograr hasta abril de 1945, diez meses más a la fecha, pero sin duda qué: todo el tiempo invertido, la osadía y creatividad del proyecto y la disposición de los soldados y sus oficiales, fueron básicos para el éxito de éste día, conocido para la historia como el Día D.

Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi
 

2 comentarios:

  1. cual fue el diseño operacional, centro de gravedad, punto culminante, punto decisivo, alcance operacional, terminacion, estado final deseado, gracias

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  2. ALGUIEN TE RESPONDIO A LA PREGUNTA? MIGUEL VALDIVIEZO SALCEDO

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